[Poemas selectos]
Título | [Poemas selectos] ; |
Lugar de publicación | México |
Fecha de publicación | 1949-1958 |
Descripción física o extensión | [174] h. |
Dimensiones | 29 cm o menores |
Forma del contenido | Texto (visual) |
Tipo de medio | sin mediación |
Nota | Forma parte del Archivo personal de Juan José Domenchina, serie Obra de creación |
Nota |
Poemas y textos en prosa pertenecientes en su mayor parte a los libros «El extrañado», «Poemas y fragmentos inéditos» e inéditos, son borradores autógrafos y textos mecanografiados (en ocasiones con copias a carbón) con correcciones autógrafas, hay varias versiones de casi todos los poemas: "Sí, ese poeta puro -yo cada vez soy menos puro, / esto es, más poeta, estoy cada vez más lleno de" (h. 1); "Sin incentivo ya, por repetidas / me aburren las cosas, se enmudece," (h. 3 -con el título «La vida, vieja ya... »-, 56 y 123); "Los labios tiemblan, se desunen... Quieren / cantar. ¡Oh maravilla! Desplegados," (h. 4 -con el título «La ascensión»-, 60 y 127); "El verbo es luz divina y el vocablo / sólo materia: oíd lo que no digo" (h. 5 -con el título «Verbo y palabra»-, 66 y 133); "¡Aquel sosiego! ¡Todo sin premura / y libre en sus quietudes del cuidado" (h. 6, 68 y 135); «A Lázaro», "No te resucitó: te despertó / de repente a tu sueño de la vida" (h. 7, 65 y 132); «A Prometeo», "Ay dolor de la carne, encarnizado / dolor. Rabia que ruge, y que sofoca" (h. 8, 69 y 138); "Se me murió la vida que me diste. / Te me moriste. (Cómo me miraste.)" (h. 9 y 115); "Si te duele tu entraña de entrañable / extrañado, y te vives a conciencia" (h. 10, 71 y 140); dos sonetos «A Miguel de Unamuno», "Dios te perdone. ¡Cómo le envidiaste / que existiera por sí, que no tuviera " (h. 11, 72 y 141); "Dios te perdone. No le perdonaste / que su ser sin tamaño te midiera" (h. 12, 73 y 142); "Dices, pronuncias, grave, que «la nada» / es el final de «todo». Sutileza" (h. 13, 77 y 136); "Es el ocaso, Juan Ramón. Mi escaso / y claudicante dios, mi deseante" (h. 14, 74 y 143); "¿Vuela la pluma, o la vuela / el viento? ¿Liviano oficio?" (h. 15, 145 y 146); "Estar —lo sabes y lo sé— tranquilo / del todo es poder verse en un espejo" (h. 17, 57 y 124); "Estás solo, sin Dios. ¿Has entrevisto / lo que es un hombre solo? Cabalmente" (h. 19, 54 y 121); "Te busco desde siempre. No te he visto / nunca. ¿Voy tras tus huellas? Las rastreo" (h. 20, 50 y 117); "¿Hay alguien, algo? Polvo y transparencia / en la alcoba. Y están como abolidos" (h. 21, 70 y 139); "Vela, vela por ti. No te despierte / la muerte. Yo no sé si estás viviendo" (h. 22, 34, h. 42 -con el título «Vida a fondo»-, h. 43, 46, 53 y 120); "Yo sé que tu silencio tiene clara / voz, indistinta voz para un oído" (h. 23, 41, 44, 51 y 118); "Árboles, prados, yerbas con rocío... / Entre neblina, va la madrugada," (h. 24, 31 -con el título «Evocación»-,39-40, 62 y 129); "Hablas de soledad, de soledades. / Y nos dices que estás inmensamente" (h. 25, 37-38, 47, 55 y 122); "Te devuelvo mi voz. Tú me la diste. / Hablé de ti y de mí. Voy a callarme" (h. 26, 35-36 y 45 -con el título «Adiós»-, 52 y 119); "Y decimos «mañana», con desgana / que es resabio y desidia, y no engañamos" (h. 27, 58 y 125); «La noche», "Esta espalda de Dios gravita inmensa / sobre el mortal insomne —más hundido " (h. 28, 59 y 126); "Mira, madre remota, ya la cuna / —mi cuna cuando niño— se derrama" (h. 29, 111 y 113); "Escribía «pensil» y «abril»... Tenía / un verbo tan florido que teñía" (h. 30, 33 «Un ejemplo. Letanía», 48, 67 y 134); Castilla, sol a solas; tierra andante / y cielo inmóvil. Dicen que es demencia (h. 32, 63 y 130); "Ese vaivén que me brizó la vida / en un ir y venir de sueños, era" (h. 49 y 114); "La vida -que se nos va- / y la muerte -que nos llega-" (h. 61 y 128); "Áspera, fosca, la llanura. / Viandante, la tierra te lija" (h. 64 y 131); "Aquí tienes la vida que me diste. / Te restituyo lo que es tuyo" (h. 75 y 144); "Mal bululú de frases sin acento, / nos repites prosodia remedada" (h. 76 y 137); "Siendo Juan y José, yo fui Don Juan / antes de tener don pero no sé" (h. 147); "Los tiestos en tu ventana / llénanse de luna llena" (h. 148); "Y se quedará desierta / tu voz, hoy tan bien poblada" (h. 149); "Dios et vos / me llenáis del todo" (h. 151); "Apenas algo; / y quizá, y posible, sólo" (h. 152); "Voz ácida, acre voz, acerbamente / sorda; verbo sañudo y corrosivo" (h. 155 y 169); "Del alto manantial -apenas mío- / que es albura radiante, de nevero" (h. 157, 168 y 170); "Ni Juan ni Pepe fui, sino don Juan / -antes de tener don-buen mozo ¿y qué?" (h. 158); "Trochas, atajos, caminos. / Los andamos y nos andan", dos versiones incompletas del mismo poema (h. 159 y 161); "La luna está, ¡tan límpida, tan honda! / En un cielo pasmoso. Resplandece" (h. 160 y 167); "Verde y estremecida primavera. / La savia busca luz y es un vagido" (h. 162); "Yo soy. / Yo no soy" (h. 172) El extrañado, 1948-1957, México, Tezontle, 1958 Manuscrito e impreso Texto en español y francés Archivo personal de Juan José Domenchina Ernestina de Champourcin, Donado por |
Nota | Mutiladas con pérdida de texto las h. 88 y 173 |
Referencia bibliográfica | Paz, A. "Cuarenta poemas inéditos de Juan José Domenchina". Nueva Revista de Filología Hispánica, Editorial El Colegio de México, A.C, vol. LIII, nº 1, 2005 |
Nota de publicación | Varios poemas fechados al final entre el 30 de enero de 1949 y el 23 de diciembre de 1957 |
Nota |
Te devuelvo mi voz. Tú me la diste. / Hablé de ti y de mí. Voy a callarme Vela, vela por ti. No te despierte / la muerte. Yo no sé si estás viviendo Yo sé que tu silencio tiene clara / voz, indistinta voz para un oído Y decimos «mañana», con desgana / que es resabio y desidia, y no engañamos La vida -que se nos va- / y la muerte -que nos llega- Estar —lo sabes y lo sé— tranquilo / del todo es poder verse en un espejo Los labios tiemblan, se desunen... Quieren / cantar. ¡Oh maravilla! Desplegados, Áspera, fosca, la llanura. / Viandante, la tierra te lija Hablas de soledad, de soledades. / Y nos dices que estás inmensamente Esta espalda de Dios gravita inmensa / sobre el mortal insomne —más hundido Si te duele tu entraña de entrañable / extrañado, y te vives a conciencia Los tiestos en tu ventana / llénanse de luna llena Apenas algo; / y quizá, y posible, sólo Siendo Juan y José, yo fui Don Juan / antes de tener don pero no sé Sí, ese poeta puro -yo cada vez soy menos puro, / esto es, más poeta, estoy cada vez más lleno de ¡Aquel sosiego! ¡Todo sin premura / y libre en sus quietudes del cuidado Es el ocaso, Juan Ramón. Mi escaso / y claudicante dios, mi deseante Y se quedará desierta / tu voz, hoy tan bien poblada Estás solo, sin Dios. ¿Has entrevisto / lo que es un hombre solo? Cabalmente Mal bululú de frases sin acento, / nos repites prosodia remedada Aquí tienes la vida que me diste. / Te restituyo lo que es tuyo Se me murió la vida que me diste. / Te me moriste. (Cómo me miraste.) Ay dolor de la carne, encarnizado / dolor.Rabia que ruge, y que sofoca Dios te perdone. No le perdonaste / que su ser sin tamaño te midiera La luna está, ¡tan límpida, tan honda! / En un cielo pasmoso. Resplandece Dices, pronuncias, grave, que «la nada» / es el final de «todo». Sutileza El verbo es luz divina y el vocablo / sólo materia: oíd lo que no digo Del alto manantial -apenas mío- / que es albura radiante, de nevero Mira, madre remota, ya la cuna / —mi cuna cuando niño— se derrama Castilla, sol a solas; tierra andante / y cielo inmóvil. Dicen que es demencia Ni Juan ni Pepe fui, sino don Juan / -antes de tener don-buen mozo ¿y qué? Dios te perdone. ¡Cómo le envidiaste / que existiera por sí, que no tuviera Yo soy. / Yo no soy ¿Hay alguien, algo? Polvo y transparencia / en la alcoba. Y están como abolidos ¿Vuela la pluma, o la vuela / el viento? ¿Liviano oficio? Trochas, atajos, caminos. / Los andamos y nos andan Árboles, prados, yerbas con rocío... / Entre neblina, va la madrugada, Voz ácida, acre voz, acerbamente / sorda; verbo sañudo y corrosivo Verde y estremecida primavera. / La savia busca luz y es un vagido Dios et vos / me llenáis del todo Sin incentivo ya, por repetidas / me aburren las cosas, se enmudece, Te busco desde siempre. No te he visto / nunca. ¿Voy tras tus huellas? Las rastreo Escribía «pensil» y «abril»... Tenía / un verbo tan florido que teñía ¡Este viento de cimas en la cumbre! / El alma tierna y el aliento mozo No te resucitó: te despertó / de repente a tu sueño de la vida Ese vaivén que me brizó la vida / en un ir y venir de sueños, era |
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Signatura | MSS/22261/8 |
Localización | Sala Cervantes |
Sede | Sede de Recoletos |
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