Eduardo Francisco Pironio (Nueve de Julio,3 de diciembre de 1920 - Ciudad del Vaticano, 5 de febrero de 1998) fue un Cardenal obispo de la Iglesia católica -el sexto argentino agregado al Colegio cardenalicio, y el primer latinoamericano que desempeñó un cargo en la Curia Romana al momento de su creación cardenalicia-. El teólogo argentino Juan Carlos Scannone ubica las elaboraciones teológicas de Pironio como una de las cuatro ramas de la teología de la liberación, denominándola Teología de la Liberación desde la Praxis Pastoral.​ En el concepto de P. M. Etchepareborda,​ refrendado por el miembro de la Comisión Teológica Internacional Carlos Galli,​ Pironio fue «un teólogo de la esperanza y de los signos de los tiempos». Mons. Óscar Arnulfo Romero sintió amistad y solidaridad con él, a quien consideró entre los «padres de la Iglesia latinoamericana», junto con el cardenal Aloísio Lorscheider, el obispo Sergio Méndez Arceo, el arzobispo Hélder Câmara, el obispo Leonidas Proaño, y el cardenal Paulo Evaristo Arns.​ Ordenado presbítero en la Basílica de Nuestra Señora de Luján el 5 de diciembre de 1943, fue rector del Seminario Metropolitano de Villa Devoto en la Arquidiócesis de Buenos Aires, decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina y Visitador Apostólico a las universidades católicas de la Argentina. En 1964 fue designado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de La Plata, participando como padre conciliar en la III y IV sesión del Concilio Vaticano II. Como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Pironio ejerció marcada influencia en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), que definió el perfil de la Iglesia latinoamericana post-conciliar. Fue administrador apostólico de la diócesis de Avellaneda en 1968, y obispo de la diócesis de Mar del Plata desde su designación el 19 de abril de 1972 hasta el 20 de septiembre de 1975. También en 1972 sería elegido presidente del CELAM y como tal le correspondió la aplicación de las «conclusiones de Medellín». El opúsculo de su autoría titulado «En el espíritu de Medellín. Escritos pastorales marplatenses II» (1976) tuvo una amplia difusión en América latina. Su prédica comprometida con la opción preferencial por los pobres, en línea con lo proclamado por la Iglesia latinoamericana en la conferencia de Medellín, le valió ser tildado por algunos de comunista. En 1975 fue promocionado por el papa Pablo VI a Prefecto de vida consagrada y sociedades de vida apostólica y trasladado a Roma. Dicho traslado se da en un clima de hostilidad hacia su persona caracterizado por reiteradas amenazas a su vida durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón que un año después finalizaría con el golpe de Estado de 1976. Creado cardenal en el consistorio del 24 de mayo de 1976, fue designado pro-prefecto (1975-76), y luego prefecto (1976-84) de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Fue profundamente apreciado por el papa Pablo VI, quien le pidió que fuera su confesor personal. Juan Pablo II lo designó presidente del Pontificio Consejo para los Laicos (1984-1996). Hombre de una profunda cultura teológica y espiritual, Pironio se distinguió por su afabilidad, por su continua prédica sobre la esperanza y sobre la Virgen María, madre de Jesús, y por su trayectoria eclesial impecable. Al momento de su fallecimiento, algunos medios lo consideraron el prelado argentino más encumbrado de la Historia. Fue declarado «siervo de Dios» por la Iglesia católica el 23 de junio de 2006.

Eduardo Pironio, Beato (1920-1998)

Año de nacimiento:

1920

Lugar de nacimiento:

Argentina

Año de fallecimiento:

1998

Lugar de fallecimiento:

Ciudad del Vaticano

Categoría profesional:

Profesores, Teólogos, Sacerdotes,

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Lengua: Español