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WWW Consello da Cultura Galega, 5-10-2023---(María Antonia Dans. Oza dos Ríos, 14/ 4/1922 - Madrid, 17/2/1988. M.ª Antonia Dans nació en la localidad coruñesa de Oza dos Ríos, aunque siendo muy pequeña fue llevada a Curtis, donde se trasladó toda la familia por negocios paternos. Estos años de juventud vividos en el entorno rural del interior de Galicia están marcados por las sensaciones, colores y experiencias juveniles vividas entre robles y dehesas, que influyen en la personalidad de la pintora y especialmente en su trayectoria artística. De hecho, nunca dejará de estar vinculada a esta tierra, hasta el punto de regresar periódicamente, como lo ha hecho a lo largo de su vida. Aunque orgullosa de estos orígenes, ello no impidió que María Antonia fuera una mujer adelantada a su tiempo, capaz de asumir el reto de la modernidad y de una independencia apenas permitida a una mujer en el panorama español de posguerra. No será hasta los diecisiete años cuando empiece a interesarse por las cuestiones artísticas. En A Coruña es donde recibe sus primeras lecciones de una notable dibujante casi olvidada, Lolita Díaz Baliño, quien la guía en el oficio que dará sentido a su vida. Ahora comienza también sus primeros intentos profesionales en esta ciudad, exponiendo acuarelas y alquilando su propio estudio hasta que, tras su boda en 1952, se traslada a Madrid, donde residirá definitivamente, que alterna con exposiciones y temporadas en Galicia. Este traslado, que supuso una nueva etapa de contactos y amistades con el mundo artístico madrileño, no la alejará de una temática muy arraigada en Galicia, en las imágenes de su campo y el cortijo, del trabajo en el campo y de las pequeñas Comercios del pueblo: un paisaje y de gente campesina que se inserta en la naturaleza y que es tratada como una forma más natural. No es casualidad que uno de los pintores que más le interesó a su llegada a Madrid fuera Benjamín Palencia, paisajista procedente de la Escuela de Madrid, donde practicaba desde la preguerra el sentimiento profundo de la geografía castellana, con una mirada esencial y sin concesiones, que influiría en las nuevas generaciones de artistas españoles. M.ª Antonia lucha en Madrid por conseguir un nombre. Inmersa en este contexto artístico caracterizado en los años cincuenta por la abstracción que significó para las nuevas generaciones la bandera de la modernidad, opta por un tipo de pintura figurativa y paisajística. Un estilo que tiene como referencia su singular cariz naïf impregnado de un colorismo de ecos fauvistas, que ha sido reconocido desde tiempos tempranos por la mejor crítica madrileña. Desde entonces, su lista de exposiciones, becas y premios será amplia. La obra de María Antonia Dans, que alcanzó su plenitud en los años setenta, llama la atención precisamente por la intensidad de su cromatismo, el soporte dibujístico puro de sus pinturas con una elementalidad formal un tanto ingenua y primitiva. Sus representaciones son pacíficas, sin peleas ni dramas, expresivas de un mundo repintado con colores alegres en el que las cosas expresan una vida placentera y feliz a través de su apariencia ingenua y colorida. En estos temas, como en sus pinturas de flores, las líneas orquestan y encadenan los planos de color y, más que dibujar los objetos, parecen organizar la tela. En las formas escuetas de los lienzos y en sus perspectivas aplanadas predomina la fuerza de los matices de luces y colores, con los que logra un poder de sugestión; reflejo, sobre todo, de la expresión experiencial de este pintora gallega)
María Antonia Dans (1922-1988), 1999---p. 9 (María Antonia Dans Boado) p. 89 (n. 8-4-1922, Oza de los Ríos (La Coruña), m. 17-2-1988, Madrid; pintora)
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